Un apapacho constante puede sonar a un exceso, sin embargo, hay veces que la vida nos bombardea y necesitamos de todo lo que nos pueda ayudar para seguir adelante.

Lola Corazones se relaja mientras escucha música

A menudo hablo de la música como una herramienta. Esto se debe a que rara vez escucho la música solo porque sí. De hecho, pienso que las razones para escuchar pueden variar muchísimo, desde el disfrute hasta la compañía.

Existe música ambiental que tiene como finalidad ser lo menos invasiva posible, aún así la seleccionamos en función del humor que tenemos, de lo que queremos. ¿Te ha pasado que alguien que conoces tiene la TV o el radio prendido por tener sonidos a su alrededor?

Yo lo hago casi todo el tiempo, usualmente para ambientar o reforzar la parte emocional que quiero transmitir con mi trabajo. No obstante, estos meses mi ánimo había estado marchitándose poco a poco pero sin parar; a diferencia de otras ocasiones, en lugar de recurrir a playlists para conllevar el estado de ánimo, estuve recurriendo a discos completos.

La evolución auditiva de mi apapacho constante

De hecho, al revisar mi perfil en Last.fm (que ya solo me sirve como guía, ya que he vuelto a escuchar mucha música de forma analógica) me di cuenta que en un principio busqué animarme, poniendo música energética y con muchas expresiones de celebración.

De esa etapa, les comparto mi disco favorito de Mano Negra: In the Hell of Patchinko, un disco grabado en vivo en Kawasaki, Japón.

Después intenté evocar el sentimiento de aventura y descubrimiento que tuve en mi adolescencia temprana, escuchando la compilación de los Psychedelic Furs: All of This, and Nothing.

Sin resultados, mi próxima parada fue Œnima de Tool. Si bien lo conocí estando en la prepa, fue más tarde, al terminar la universidad, que tuvo una presencia constante que me transmitió muchísima fuerza.

Todavía sin resultados, sigo buscando fuerza, esta vez combino Pretty Hate Machine, Broken y The Downward Spiral de Nine Inch Nails (más o menos entonces estaba escribiendo el Recicla Evoluciona del mes pasado).

Sigo en el proceso, la aromaterapia no está funcionando, la música tampoco, los pensamientos están siendo insidiosamente negativos. Ya aceptando que efectivamente estaba deprimiéndome, volteé a un lugar más lejano aún, mi infancia.

El parteaguas

Finalmente, aunque tiene tiempo que lo sé, el momento en el que las cosas mejoraron no resultó de estímulos externos. Hablé con mi hermana, me preguntó a qué le tenía miedo, le conté todo lo que me estaba ahogando y me sirvió para tomar distancia de ello. Por lo mismo, pude tomar perspectiva y como resultado, cambiar mi actitud hacia la situación.

No hay atajos. Aunque es difícil cuando te sientes así, es importante hablar con alguien y a menos que sea de origen físico, encontrar la causa de lo que estás sintiendo.

Por último, les dejo lo que tengo en repetición en estos recientes días. Aunque no es el punto que me agobiaba, me encantó la actitud de la canción y ha sido un excelente apapacho después de ese túnel.