Los propósitos son parte muy mencionada de todos los principios de año. Sin embargo, no existiría el Blue Monday si no hubiera un bajón al término de las celebraciones de diciembre y enero.

Junto con la divinidad, el sexo, género y la música, las expectativas han sido tema recurrente en mis pensamientos. Con el paso de los años dejé de asociar formular propósitos con llegar a estar mejor, ¿Pero, por qué pasó esto?

Me fui dando cuenta de que mis propósitos los generaba con base a expectativas ajenas. Hacer ejercicio, dieta o aprender más sobre algo son objetivos muy respetables y en general beneficiosos para quien se los plantea. Pero cuando lo formulamos desde lo que se supone que debemos hacer contra lo que queremos lograr, suele haber una resistencia al cambio.

En cierto momento puede suceder que el propósito se convirtió en un peso más para nuestra ansiedad, en lugar de algo que ayude a estar mejor. ¿Cómo evitarlo? No me dedico al crecimiento personal, pero sí intento que las cosas se encaminen hacia donde yo quiero. Les cuento lo que hice.

Cambio de perspectiva

Lo primero fue encontrar qué es lo que yo quería obtener de mis propósitos. Para mí era primordial la sensación de realización, tenía que hacer algo que ayudara a combatir un poco el sentimiento de nunca concretar algo para y por mí. Identificar qué es lo que queremos obtener nos ayuda a determinar cómo podemos llegar a ello.

Enfoque armónico

¿Hacia qué lo puedo enfocar para que pueda asegurar el éxito? Para mí esa respuesta era claramente la música. Esto era tan directo porque ya tenía mucha energía invertida en el tema. En el momento en que decidí el medio por el que podía llegar a mi objetivo, mi propósito se convirtió en conocer más música de forma intencional, seleccionando la que me gusta. Estar en armonía con nosotros mismos nos ayuda. Si tu meta es bajar de peso, es mejor buscar menús que incluyan los alimentos que te gustan o, mejor aún, consultar a un especialista que te apoye a integrar de forma sana lo que se te antoja.

Intentar pero no forzar

En el caso concreto de la playlist me refiero a escuchar música e incluirla cuando me resulta agradable, pero si al estar escuchando con regularidad me resulta cansado no tengo que quedármelo. La vida es flujo, por eso, aunque en un momento esté algo presente no quiere decir necesariamente que llegó para quedarse. Darnos permiso de cambiar de opinión o darle diferentes pesos a nuestras experiencias enriquece el todo. Traducido a otras cosas, podría ser probar diferentes disciplinas de ejercicio si se trata de hacer ejercicio o cambiar los temas de lectura si lo que quieres es leer más.

El año pasado Lola Corazones compartió la playlist del 2020, este año les dejo lo que llevo amasado hasta el momento.

Encontrar un flujo en el que no tienes que ir en contra de ti para poder lograr las cosas que quieres, ayuda con los propósitos y a evitar el Blue Monday del año que viene. Estar en paz con uno mismo es muy valioso, por ello les comparto algo que he podido lograr durante al menos ya tres años.